jueves, 18 de diciembre de 2008
Leyendas rurales
jueves, 20 de noviembre de 2008
Un añico
Próximamente explicaremos el origen de Syngamus, que por cierto es un nematode.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
De biólogos, guantes y enfermedades
(Más tarde dos de estos biólogos se encontraban con otro guepardo que mostraba un comportamiento extraño: no huía ante su presencia, lo cual es insólito en guepardos. Por supuesto, ¿qué intentaron estos dos locos?: cogerlo con las manos, como si fuera un lindo gatito. ¿Qué paso? Que se llevaron varios arañazos, y uno de ellos un serio bocado en una mano. ¿Por qué se comportaba el animal de manera extraña? Pues porque tenía la rabia, según comprobaron más tarde. Podrían haber muerto pero tuvieron mucha suerte. Si no, hubiesen sido merecedores del premio Darwin).
(He procurado mantener el anonimato de los retratados, aunque ellos seguro que se reconocen ;-) )
La cuestión puede parecer baladí, pero no lo es. El biólogo suele escudarse en la incomodidad, la falta de tiempo, o hacer alarde de ignorancia y hacerse el duro: "a mí no me hacen falta guantes, qué coño". Quizá a ti no, pero el que está estresado al máximo y puede sufrir una inmunodepresión y contagiarse no eres tú, sino el animal. Ha sido capturado en una jaula o en una red o como sea, se ve rodeado de humanos que lo manipulan y le inyectan un anestésico, etc. etc. Y además, si ha caido en una trampa con un cebo, quizá sea por que anda hambriento, y puede que sea debido a alguna enfermedad.
Tenemos un tercer factor a tener en cuenta: la contaminación de muestras. Posiblemente, si estás capturando animales, tienes la idea de tomar unas muestras para potenciales estudios sanitarios. Si no te pones unos guantes, es probable que seas culpable del delito de contaminación cruzada.
Evitando contaminación cruzada en la toma de muestras
Y en situaciones de cautividad, tenemos un cuarto factor. Si trabajas en un zoo o en un centro de rehabilitación, puedes actuar de vector de una agente patógeno si no te pones guantes (también mascarilla, etc.) entre animal y animal, o si no te los cambias. ¡Son baratos!
El desprecio de los biólogos y miembros de otros gremios (un colega me comentó que sus compañeros ingenieros forestales se quejaban de que los animales silvestres sólo tenían enfermedades desde que llegó él) por las enfermedades (no sólo en lo referente a lo tratado aquí, sino también como factor fundamental que influye en las poblaciones animales silvestres) será merecedor de otra entrada.
Nota al pie: desde luego, también existen veterinarios que desprecian el uso de guantes. Una vez me contaron que cierto catedrático de la Universidad de León te ponía mejor nota si hacías la palpación rectal a la vaca sin guante... Supongo que si cogías la brucelosis te ponía matrícula de honor... Estos tienen más delito porque no pueden escudarse en la ignorancia.
jueves, 30 de octubre de 2008
Así contesta un veterinario de fauna silvestre
-... Pues yo he tenido unos casos de sarna en conejo de monte.
-¡¡¡Joder, vaya suerte!!!
lunes, 27 de octubre de 2008
Lobo con Piel de Cordero
Cierto día, el Lobo con Piel de Cordero se acerca a ti amistoso, como es él, y te propone participar en determinado proyecto. Se muestra entusiasta, te convence. Las posibilidades son enormes; los objetivos, ambiciosos; el fin, nobilísimo. Una vez embarcado en el proyecto, el Lobo con Piel de Cordero siempre te recibe con una sonrisa. Se alegra por tus primeros logros. Tus problemas son los suyos. Después del duro trabajo compartís unas cañas. Llegas a creer que sois amigos.
Llegado cierto momento, suceden cosas de difícil explicación. El Lobo con Piel de Cordero acude a una importante reunión a la que tú deberías haber asistido, pero no te avisa de la misma. Más tarde, se muestra sorprendido, dolido, casi desolado. El creía que te avisarían los otros. Poco a poco suceden mas hechos paranormales (en sentido estricto: “que parecen normales”). Son minúsculos, indetectables, inapreciables a simple vista. Es mas, parecen malentendidos. Poco a poco te das cuenta de que el Lobo con Piel de Cordero siempre aparece como nexo común entre ellos. Te extrañas: no es el modo de actuar de un Cordero.
Y un día crees apreciar un colmillo reluciente cuando, como siempre, te recibe con una amplia sonrisa. Poco a poco descubres otros detalles asomando bajo la blanca lana del Cordero: un pelo gris aquí, una garra acá. Se adjudica competencias que no tiene. Toma decisiones sin consultarte. Se cuelga medallas que, si a ti te importasen, te corresponderían. Ideas cierta actuación: el día que se presenta en público, el Lobo con Piel de Cordero ni te nombra.
El Lobo con Piel de Cordero tiene algo también de Perro del Hortelano (que no come, ni deja comer). Cuando quieres hacer un trabajo trata de impedirlo, aduciendo peregrinas razones. Quizá ni él mismo sepa por qué le incomoda tu trabajo. El Lobo con Piel de Cordero convierte en auténtica Ciencia a la psicología. Sus razones son incomprensibles; su modo de actuar, inexplicable.
El Lobo con Piel de Cordero no hace mobbing. No se dirige a ti con desprecio, no te escribe emails amenazadores. El Lobo con Piel de Cordero es mucho más sutil. Así que no puedes comentar tus inquietudes con compañeros o colegas: te tomarían por paranoico o envidioso. Además, el Lobo con Piel de Cordero sabe venderse, y tiene amigos influyentes. No ganarías nada enfrentándote a él.
Un día dado vas de frente y hablas con el Lobo con Piel de Cordero: lo niega todo. Malentendidos, sin duda: “aquello tiene explicación; de aquello otro yo no estaba enterado”. Las lágrimas pugnan por saltar de sus ojos. Consigue que te retires pensando que podrías estar equivocado.
Llega el día en que, definitivamente, ya no albergas dudas sobre la lupina identidad que se esconde bajo la lana. Pese a que no le devuelves la sonrisa cuando os veis, pese a que rechazas sus invitaciones a cañas, el Lobo con Piel de Cordero sigue actuando como si pertenecieseis al mismo rebaño y como si funcionase el principio de que lo que es bueno para ti, es bueno para él.
Por suerte, el tiempo pone, aunque sea un poco, a cada uno en su sitio, y ya no eres el único que le ha visto las orejas al Lobo. Aunque el gran público siga viendo al Cordero, ya no estás solo frente al Lobo.
Llega el día en que tu trabajo llega a su fin. Cuando creías que tu capacidad de asombro había llegado a su límite, El Lobo con Piel de Cordero te invita a seguir en el proyecto: hay nuevas expectativas, mucho todavía por hacer. Devolviéndole su misma sonrisa iscariótica, declinas su invitación.
Y cuando han pasado agradables meses desde la última vez que tuviste que cruzar una palabra con el Lobo con Piel de Cordero, recibes desde la distancia un email. Te pide que le envíes un documento, y aprovecha para interesarte por ti y por desear que pronto toméis una caña juntos. Casi al mismo tiempo, un ex-compañero te envía otro email que, por error, el Lobo con Piel de Cordero ha reenviado a quien no debía, donde se refiere a ti en términos no tan amistosos como en el emial que recibiste tú.
Y ese día explotas.
(El dibujo superior está sacado de aquí).
martes, 14 de octubre de 2008
8º Congreso de la EWDA
Que es la sociedad americana para el estudio de las enfermedades de fauna silvestre.
El congreso, que se celebra cada dos años, tuvo lugar esta vez en el pueblo de Rovinj. Este fue el principal problema, que llegar a dicho pueblo nos costó a los congresistas zeus y ayuda. Todos tuvimos que perder dos días (uno de ida y otro de vuelta) para poder asistir, coger varios aviones, dormir en aeropuertos y/o alquilar coches en Italia, algo inaudito en la Europa de las comunicaciones. Como si el congreso hubiera sido en Antananaribo.
Por lo demás el pueblo era precioso, y sólo lo ocupábamos jubilados alemanes y nosostros:
En este congreso nos reencontramos cada 2 años los pocos especialistas europeos del tema. En total participaron 220 investigadores y gestores (cifra récord. Cuentan los ancianos del lugar que al primer congreso en París asistieron una docena). También participaron algunos colegas norteamericanos, australianos y un venezolano que pasaba por ahí (un saludo!):
Aunque parezcan simpáticos, no os confiéis: les encantan las vísceras y la sangre coagulada.
Como en cualquier otro congreso, se presentaron comunicaciones en forma de poster (n=101)...
(no es que no los lea nadie; es que la foto está tomada durante una charla)
... o en forma de comunicación oral:
En general he de decir que, en contraposición con otros congresos donde la gente presenta lo que sea y con poco ánimo, las charlas fueron francamente interesantes. Los temas estrellas fueron los relativos a las enfermedades zoonóticas, esto es, las compartidas entre animales y seres humanos, y las compartidas por animales silvestres y domésticos, o por los tres grupos. Como ejemplo, la tuberculosis bovina y otras mycobacteriosis, el West Nile o la lengua azul, entre otras.
domingo, 12 de octubre de 2008
"Tú no vienes a cazar osos..."
viernes, 26 de septiembre de 2008
Robo de bolígrafos: una aproximación científica
Supervivencia de bolígrafos en el despacho de un centro de investigación en España
INTRODUCCIÓN
La desaparición de bolígrafos y otros bienes fungibles o consumibles en centros de trabajo o investigación privados y públicos es un fenómeno bien conocido pero sobre el cual no se ha hecho, según creemos, ningún estudio científico en España (Norte de África) ni en Portugal.
El autor, durante sus cuatro años de elaboración de tesis doctoral, sufrió variopintos incidentes en sus carnes, pero quizá frente a ninguno de ellos se haya sentido tan impotente como con la sistemática desaparición de bolígrafos, lapiceros, rotuladores y otras máquinas de escribir de su cubilete para almacenar dicho material. Muchos de ellos, marcados con su nombre por precaución, han aparecido en las más diversas localizaciones, como otros despachos, laboratorios y sala de necropsias (unpublished data), e incluso existe la sospecha de que más de uno haya acabado entre el mondongo de algún jabalí (pers. obs.).
Es por ello que el autor se decidió a conocer, aplicando para ello el método científico empírico cartesiano, las tasas reales y causas de desaparición de los bolígrafos de su cubilete.
MATERIAL Y MÉTODOS
La zona de estudio se limitó a la sección de Patología del edificio del IREC. La falta de confianza para pasearse por otros despachos impidió ampliar la zona a la totalidad del centro.
Catorce Bolígrafos (Bolis hereafter) Bic Cristal © de color azul (Fig. 1) se situaron en un cubilete negro de base cuadrada de 8 x 4 x 4 cm.
La supervivencia de los Bolis fue de 12.4 ± 8.1 días (Fig. 2). No existen trabajos con los que comparar, aunque desde luego al autor le resulta corta de cojones.
Fig 2. Probabilidad de supervivencia de un Boli en el IREC.
En cuanto a la causas de predación, nuestros resultados confirman al compañero de tesis del autor (Sus murcianus) como principal predador de Bolis (ver Fig.3), si bien es cierto que el hecho de compartir despacho con el autor y estar más próximo al cubilete sesgará los resultados.
Sin embargo, creemos que el resultado más relevante es el hecho de que un 43% de los Bolis no hayan aparecido en el entorno de Patología, lo que indica la actuación de predadores dispersantes, bien del departamento de Genética, bien del de Ecología, bien en jóvenes machos en prácticas, que merodean y acechan a la búsqueda del jugoso material fungible.
No se hallaron diferencias en la supervivencia en función de la causa de desaparición, lo de lo que se infiere que son todos igual de chorizos.
Más investigación se revela necesaria para conocer otros chorizos de Bolis, así como la causa de desaparición de otro material, como por ejemplo el de necropsias. Se está contemplando para ello bien colocar Bolis con cepo amortiguado, cámara trampa, o bien su marcaje radiactivo.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
"Zoología Cinegética Española" de 1949
Antes de que se me adelante nadie, diré yo el tópico: eran otros tiempos. Pero amigo, estos tiempos acabaron hace apenas 30 años, pues recordemos que la "Ley de alimañas" de 1953, que permitía la caza de toda especie considerada dañina, no se substituyó por una nueva hasta 1973.
Volviendo a lo que nos ocupa, daré primero la información curricular del autor, como se puede consultar en la primera página del libro: Licenciado en Ciencias Naturales, Secretario de la Federación Española de Caza, ex Asesor técnico del I Consejo Superior de Caza y Pesca, ex Redactor Jefe del Boletín de Pesca y Caza de la Dirección General.
La primera sorpresa que me produce es abrir a volapié por la página que presenta la siguiente figura, ver que se refiere al lobo y que habla de provincias fuerte y débilmente infectadas :
(Para los curiosos, de las provincias en blanco carecía de datos el autor).
Remarcaré que se cita que el lobo produce unas pérdidas anuales de unos 24 millones de pesetas, y no cabe duda de que en tiempos de posguerra el mundo rural no estaba para conservacionismos. El autor también discute si es mejor para su exterminación el rifle, el veneno, el cepo o el lazo. Y termina diciendo que “sólo cuando su número haya decrecido considerablemente y venga a constituir una curiosidad faunística, será el momento, como ahora con el oso, de cuidar que no se extinga completamente.
Desde el punto de vista zoológico, cabe destacar la insistencia del autor, basándose casi siempre, eso sí, en otros autores como Ángel Cabrera, y posiblemente en consecuencia con las modas zoológicas antiguas, de dividir la mayoría de las especies en subespecies o en dos especies: habría Canis lupus signatus y C. l. deitanus; Felis sylvestris y F. s. tartessia; Genetta genetta, G. g. hispanica, G. g. balearica y G. g. rhodanica; o dividir a las comadrejas en Mustela nivalis y una tal Mustela iberica (que parece que era igual pero con los pies blancos), por poner sólo algunos ejemplos.
Estas últimas especies engrosan mi capítulo favorito, que tiene por nombre (por supuesto)
“Conjuntamente son denominas así una serie de feriecillas de medianas, pequeñas y aun diminutas dimensiones, verdadero azote de la caza menor y de los corrales de cortijos y masías”. Posteriormente se utiliza para denominarlos epítetos como bichos o animalejos.
En este capítulo se enumeran casi todos los mustélidos, junto con la gineta y meloncillo (al que erróneamente se le categoriza como vivérrido), y se incluyen asimismo la ardilla (“de carne excelente, su importancia peletera no es demasiado importante”) y el topo. Cabe destacar algún error de categoría, no achacable a la antigüedad de la obra, como la afirmación de que al meloncillo (al que se da el nombre científico de Mungos ichneumon, ahora Herpestes ichneumon) “rara vez se ve, pero más que por su escasez, por sus costumbre absolutamente nocturnas”. Precisamente el meloncillo es el único carnívoro ibérico de costumbres prácticamente estrictamente diurnas. Y la gente de campo de la época lo sabría tan bien como lo saben ahora.
Otro comentario curioso al respecto de la gineta es aquél que habla sobre “las variaciones que presentan las características manchas que su piel ostenta, cuyo detalle no interesa dar por ser puramente de valor zoológico”… ¡¡Rayos, juraría que el libro se titulaba “Zoología cinegética”!!
La parte dedicada a ungulados no resulta demasiado interesante, pues el punto de vista respecto a ellos no ha cambiado mucho en nuestros días. Quizá el dato más interesante se da al respecto del bucardo, y sería una observación de Cabrera respecto a que en 1907 quedaban 8 ó 9 ejemplares en Ordesa.
Desde el punto de vista peletero, caber destacar que “la piel de lince es muy solicitada en peletería por su escasez, utilizándose principalmente para adornos, sobre todo la región ventral, cuyo pelaje es más blanco y sedoso; la piel entera se emplea también a guisa de alfombra”, mientras que la del pobre gato montés “es menos apreciada… y se usa para la confección de mantas para coche y viaje”. El precio de las pieles era el siguiente: gato montés, 40 pesetas; marta, 700; garduña y nutria, 300; turón, 60; y gineta, 50 pesetas de las antiquísimas. No se da dato sobre el precio de la de lince.
Y desde el punto de vista político, cabe destacar comentarios profusos como los de Guerra de Liberación o nefasta época y funestos tiempos para referirse a la II República, que no entraré a juzgar, pero que me parece que quedan fuera de lugar en un libro con pretensiones científicas.
sábado, 13 de septiembre de 2008
El pollo ha salido del nido
lunes, 8 de septiembre de 2008
¿Hacen trampas los editores?
domingo, 7 de septiembre de 2008
Contestando a un referee
sábado, 6 de septiembre de 2008
Mapas de ciencia
Vemos que la mayor proporción se encuentra en países africanos y asiáticos, pero el tamaño de España y Portugal no es nada despreciable respecto a los países de su entorno.
-Evolución del número de papers publicados por millón de habitantes entre 1990 y 2001 (en donde España sale mejor parada):
El ranking:
Es decir, que en España se publicaron en 2001 unos 8500 artículos científicos más que en 1994.jueves, 4 de septiembre de 2008
Sobre los autores de un paper
Traducción libre propia:
LA LISTA DE AUTORES: Dando el crédito donde es debido.
El primer autor: Doctorando de último año. Hizo las Figuras.
El segundo autor: Doctorando del laboratorio que no tiene nada que ver con el proyecto, pero que fue incluído porque él/ella se deja caer por las reuniones del grupo (normalmente por la comida).
El tercer autor: Doctorando de primer año, que hizo de hecho los experimentos, realizó los análisis y redactó el artículo entero. Cree que ir de tercer autor es "justo".
El autor del medio: Nombre de autor que nadie lee realmente. Reservado para estudiantes y técnicos.
El penúltimo autor: Ambiguo profesor ayudante o posdoc que instigó el paper.
El último autor: El gran jefe. Ni siquiera se ha leído el paper pero ¡eh!, consiguió los fondos y su famoso nombre hizo que aceptaran el artículo.
Dedicado a mi codirector de tesis, si algún día lee esto...
Visto aquí, original de Phd Comics.
domingo, 31 de agosto de 2008
Oda a la calabaza
("Amanece, que no es poco". José Luis Cuerda, 1988).
domingo, 24 de agosto de 2008
Un problema patológico
(Del gr. παθολογικoς).
1. adj. Perteneciente o relativo a la patología.
2. adj. Que se convierte en enfermedad.
(Del lat. atăvus, cuarto abuelo, antepasado).
1. m. Semejanza con los abuelos o antepasados lejanos.
2. m. Tendencia a imitar o a mantener formas de vida, costumbres, etc., arcaicas.
3. m. Biol. Reaparición en los seres vivos de caracteres propios de sus ascendientes más o menos remotos.
sábado, 23 de agosto de 2008
Periodistas, ciencia y ¿para qué consultar un libro?
Como no sé mucho de plantas, no he pillado ningún gazapo en las fotos de ese tipo, pero juraría que cualquier entendido encontrará varios.
Y una última cosa: ¿podría alguien explicarles que los nombres científicos se escriben entre paréntesis y en cursiva, y no con negrita, entrecomillados, ni subrayados?
lunes, 18 de agosto de 2008
Un pollo de búho chico
Aquí, un breve vídeo que le grabó el anfitrión:
martes, 5 de agosto de 2008
De exploradores, pingüinos, lagópodos y vermes
El autor del libro, Apsley Cherry-Garrard, con 24 años, fue uno de los más jóvenes miembros de aquella expedición.
Aunque fue rechazado por dos veces por su miopía, a pesar de haber ofrecido 1000 libras a Scott para gastos de la expedición (este hecho no era insólito, pues estas expediciones, pese a ser británicas, contaban con poca ayuda oficial), fue aceptado en el último momento por la insistencia del jefe científico de la expedición, Edward Wildson, y porque a Scott le impresionó que Cherry cediera las 1000 libras pese a haber sido rechazado. Así que, sin otros estudios que lenguas clásicas e historia moderna cursados en Oxford, fue enrolado en calidad de “zoólogo adjunto” de Wilson.
Cherry volvería vivo del polo tras dos años y medio de indescriptibles esfuerzos en condiciones extremas, pero muy debilitado física y mentalmente, esto último debido a las terribles dudas que le asolaron toda su vida sobre si podrían haber hecho más por salvar la vida del "grupo del polo" (los cinco expedicionarios que murieron tras alcanzar el polo después de Amundsen, incluyendo a Scott y a su protector, Wilson). Fue precisamente la redacción de “El peor viaje del mundo”, relato pormenorizado de aquellos dos años y medio, lo que sacó a Cherry de la depresión y la postración en cama. En este libro se detalla con precisión exhaustiva (la intención del autor, como él mismo afirma en la introducción, es que sirva de guía de viaje a futuros exploradores polares) cada gramo de mantequilla repartido, grado centígrado soportado o milla recorrida, el comportamiento de los perros de trineo, la alimentación de los ponies, la velocidad del viento diaria, la ventaja o desventaja de cierto material para los patines de los trineos, la tienda de campaña o la boca de la chimenea, la idoneidad de una u otra ruta, la ventaja de cierta alimentación frente a otra, y así todos los aspectos de la vida en condiciones antárticas en general, y en las actividades realizadas en aquella expedición en particular.
El máximo exponente de este riesgo extremo al que se expusieron aquellos hombres por la ciencia lo constituye el llamado “viaje de invierno”, en el cual Wilson, Cherry y el teniente Bowers recorrieron entre julio y agosto de 1911, en pleno invierno polar, en medio de la oscuridad permanente, entre ventiscas inimaginables y temperaturas de hasta 60 grados bajo cero, los 240 kilómetros (ida y vuelta) necesarios para llegar desde su base en el Cabo Evans hasta el Cabo Crozier, y volver con vida. ¿Y con qué fin? Recoger huevos de pingüino emperador (Aptenodytes forsteri).
Llegados a este punto, el lector se preguntará dónde está mi relación con esta expedición. No, no soy hijo natural de Cherry-Garrard. La razón es la siguiente:
El lagópodo escocés (Lagopus lagopus scoticus; red grouse en inglés) es un ave galliforme de la familia de los tetraónidos, que incluye al urogallo y la perdiz nival, entre otros.
Lagópodo escocés.
Este ave es famosa en el mundo de la ecología porque sus poblaciones sufren ciclos temporales que las lleva en cuatro años de ser extremadamente abundantes a muy escasas, aunque esto varía mucho entre áreas (incluso hay zonas donde no sufren ciclos).
-Cherry-Garrard, Apsley. El peor viaje del mundo. Ediciones B. ISBN 978849678900
-“Edward Wilson of the Antartic”. http://www.edwardawilson.com/
-http://en.wikipedia.org/wiki/Apsley_Cherry-Garrard