martes, 29 de junio de 2010

Fauna de Argentina I: Esteros de Iberá

Modesta exposición de fotografías de animales observados en los Esteros de Iberá (Corrientes, Argentina), de entre las 85 especies de aves y las 6 de mamíferos que observamos en apenas 3 días.
Mamíferos
Ciervo de los pantanos

Hembra de venado de la pampa. Especie en grave peligro de extinción.


En la lejanía, un venado de la pampa. Es del tamaño de un corzo, aproximadamente.



Carpincho, o capybara, cruzando la laguna.


Carpincho herido, por otro carpincho o por un yacaré, quizá.

Mono aullador, macho y hembra (foto: I. Marco).

Forzada foto de un zorro gris. Por la noche se aproximaban a la estancia.

Reptiles
Yacaré negro.


Otro yacaré, abundantísimos en el estero.

Aves

Tero común, primo de nuestra avefría.

Angú.

Picaflor bronceado


Pato cutirí.


Paloma manchada.



Jote de cabeza amarilla, un ave carroñera.


Otro jote.


Lechucita vizcachera, una estrigiforme diurna, sobre un termitero.


Chimango.


El carancho.


Ipacaá.



Yabirú, un tipo de cigüeña enorme.


Cigüeña americana.

Tuyuyú, otro tipo de cigüeña.


Chajá.


Urraca canela, un tipo de cuco.


Dos hembras de Varillero negro.

Macho y hembra de Lavandera.


Cardenal.


Federal.

***
Unas fotos del lugar y sus gentes.

La extremadamente recomendable Estancia San Lorenzo, donde nos hospedamos, al amanecer.

José, dueño de la Estancia y guía ejemplar, en la laguna.


Gauchos. El que va de rojo es federal; el de azul, unitarios.

Gaucho al amanecer, entre las famosa vacas argentinas.

jueves, 17 de junio de 2010

De ranas y hongos

De la recientemente celebrada 59 edición de la reunión anual de la Wildlife Disease Association podría destacar cualquier presentación, pero me iré a comentar una bastante alejada de mi área de experiencia (teniendo en cuenta lo específico que ya es en sí el estudio de enfermedades de fauna silvestre), que suelen ser las que más me llaman la atención.


Foto: A. Chirife


La comunicación se titulaba “Widespread historical presence of Batrachochytrium dendrobatidis in African pipid frogs” y la presentó el chileno Claudio Soto. La información que presentó está publicada en la revista Diversity and Distributions.
La chytidriomicosis es una enfermedad fúngica responsable del declive y extinción de numerosas especies de anfibios en el mundo. Hay que tener en cuenta que, según la IUCN, el 32.5% de las especies de anfibios están amenazadas de extinción, 34 ya se han extinguido y puede que otras 88 también lo hayan hecho.


Ranas muertas por el hongo. Foto de aquí.



Esta enfermedad ha sido catalogada como “la peor enfermedad infecciosa jamás detectada entre los vertebrados en términos del número de especies afectadas y su propensión a llevarlas a la extinción" por la IUCN (Gascon et al., 2007).



Atelopus zeteki, una de las que está al borde de la extinción por el hongo. Foto de aquí.


Aunque fue descrita en 1988, estudios posteriores indicaron que la epidemia habría comenzado entorno a los años 70. Las especies afectadas habitan Europa, América y Australia. Hay dos escuelas cuando se trata de explicar esta epizootía: la “epidémica”, que, basado en estudios moleculares que indican que los aislados en distintas partes del mundo son similares, señalaría que la infección ha sido de expansión reciente; y la “endémica”, que dice que la enfermedad estaba allí pero que debido a cambios ambientales a incrementado su patogenicidad. La primera tiene más apoyos.
Yendo al trabajo de Soto y colaboradores, lo que hicieron para testar estas hipótesis fue analizar 665 muestras del Museo de Historia Natural de Londres de 20 especies de ranas de la familia Pipidae, datadas entre 1844 y 1994, procedentes de África (n=620) y Sudamérica (n=45). Seis ejemplares africanos* (de lugares tan alejados como Camerún, Uganda, Malawi y Sudáfrica), pertenecientes a tres especies del género Xenopus, incluidos X. laevis, resultaron positivas. Tres eran de los años 30, una de los 60 y dos más de los 80. Es decir, el hongo estaba en las ranas africanas al menos desde 1933. Todo apunta a que estas especies son el hospedador natural del hongo (pues no se ha detectado ningún tipo de declive en sus poblaciones y la extensión de la infección parecía limitada por el poco ADN detectado).


Xenopus laevis, ella realmente no tiene culpa de nada. Foto de Wikipedia.


En resumen, el estudio apoya la “teoría africana”, es decir, que a enfermedad ha sido distribuida por el mundo mediante el tráfico de ranas no sólo como “animales de compañía”, sino por la elección de X. laevis como la especie usada por excelencia en la prueba de la rana, que tuvo su boom a mediados del siglo pasado, y que provocó la exportación de miles de ejemplares desde África a todo el mundo.

*La prevalencia puede ser aún mayor pues la conservación de muchos especímenes podría haber sido deficiente.
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