miércoles, 6 de junio de 2012

"Una ardilla terrestre, una nueva secuencia de Bartonella, y la muerte de mi padre"

Este es el título de un impactante artículo científico publicado en 2009 en la prestigiosa revista "Emerging Infectious Diseases". En este artículo, a manera de diario, el autor, que precisamente dirige el Laboratorio de Investigación de Patógenos Intracelulares de la Facultad de Veterinaria del North Carolina State University College (Bartonella es un patógeno intracelular), relata en primera persona* cómo su padre cayó enfermo y cómo éste moriría un año más tarde de un misterioso síndrome formado por diversos síntomas inespecíficos que, finalmente, pudieron ser debidos a la infección por una o más cepas de bacterias del género Bartonella.
Bartonella es un género de bacterias formado por un número creciente de especies (creciente porque la investigación y la disponibilidad de nuevas técnicas moleculares lo permite) que en general tienen su reservorio en fauna silvestre, frecuentemente en micromamíferos (roedores e insectívoros). La más conocida, B. henselae, produce un síndrome llamado "Enfermedad por arañazo de gato", presente en España, y llamado así porque ésa es una de las vías de transmisión.
Las infecciones por Bartonella suelen producir síntomas poco específicos. Por ejemplo, el paciente del artículo mencionado sufría de anemia, dolor en articulaciones o pérdida de memoria. Aunque lo primero que hicieron fue una prueba para determinar la presencia de Borrelia burdogferi, agente de la enfermedad de Lyme, muy frecuente en algunas zonas de los EE.UU. y que puede producir síntomas parecidos, los médicos que lo atendieron anduvieron muchos meses perdidos, algo que es frecuente en casos como éste y que el propio autor denuncia en su artículo. De hecho, fue él el que se llevó muestras de sangre y líquido cefalorraquídeo de su padre a su laboratorio y detectó la presencia de una cepa de esta bacteria (B. vinsonii subsp. berkhoffii genotipo II). Aunque el padre reaccionó bien en un principio al tratamiento con antibióticos, finalmente moriría.

Ctenophalides felis, la pulga del gato, puede transmitir bacterias del género Bartonella. (Foto cortesía de F. J. Márquez).

Retrospectivamente, se sospecha que el padre adquirió la infección en alguno de sus trabajillos en el jardín, en el que entraba en frecuente contacto con diferentes especies de ardillas terrestres y voladoras, e incluso posteriormente el autor encontró una segunda cepa de Bartonella no descrita anteriormente en una lesión que había aparecido en el párpado de su padre.
El autor aprovecha el artículo para meter un buen varapalo al sistema médico americano y más en concreto a sus médicos (ninguno quiso jamás hacerse responsable directo de su padre) y, sobre todo, para hacer un llamamiento a una mayor colaboración entre profesionales médicos y veterinarios (el concepto de "One Health") y finalmente, reivindicar la profesión veterinaria en un momento de emergencia de enfermedades zoonóticas como el que estamos viviendo.

*En general el artículo desprende un poco de tufillo yankee en expresiones como "mi padre fue obrero metalúrgico, granjero y veterano de la II Guerra Mundial", "como mi padre hubiera dicho, algo huele a podrido en Dinamarca" o "mi padre hubiese querido que su caso sirviera de ejemplo". Pero creo que no pueden evitarlo.

-Breitschwerdt et al. 2009. A Groundhog, a Novel Bartonella Sequence, and My Father’s Death. Emerging Infectious Diseases 15:2080-6.
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