viernes, 30 de noviembre de 2007

De alimañas y vermes (II): Situación actual de la rabia en Europa.

Hace unos días se reportó un caso de rabia en un gato de Francia (se puede consultar el documento de notificación a la Oficina Internacional de Epizootias-OIE aquí). De dicho gato se aisló el genotipo EBLV-1, uno de los tipos de virus de la rabia que tienen su reservorio en los murciélagos, por lo que se sospecha que el origen haya sido la mordedura por uno de estos animales. Aprovechando la circunstancia, haremos una breve descripción de la situación actual de esta enfermedad en Europa.
La rabia es una enfermedad producida por virus del género Lyssavirus de la familia Rhabdoviridae. Es compartida por hombre y animales, por lo que se la considera una zoonosis. La rabia llegó a extenderse tras la segunda guerra mundial por prácticamente toda Europa, aunque a finales del siglo XX las campañas de vacunaciones orales de fauna silvestre libraron del virus a buena parte del continente (por ejemplo, Suiza en 1999; Francia en 2000; Bélgica y Luxemburgo etn 2001, República Checa en 2004). Por tanto, la mayor parte de los países de Europa occidental, incluida España, se hallan oficialmente libres de rabia. De este virus sólo se detectan en los países libres del mismo algunos casos puntuales, por ejemplo en animales de Ceuta y Melilla en el caso de España, debido a su situación geográfica, o por perros importados ilegalmente de terceros países. Por su parte, en países de la Europa central y del este todavía se producen casos de rabia clásica, que tiene su reservorio en carnívoros silvestres, principalmente zorros aunque también se detectan casos en perros mapache (especie japonesa introducida), tejones y otros mustélidos, jabalíes, etc. Por ello, aun hoy en día se produce, aunque infrecuentemente, algún caso en seres humanos.
Sin embargo, esta clasificación como "libres de rabia" de la OIE se refiere sólo al genotipo 1, el de la rabia clásica. No obstante, varias especies de murciélagos por toda Europa albergan virus de otros dos genotipos, los EBLV-1 y 2 (por sus siglas en inglés, European Bat Lyssavirus). Parece que el principal reservorio es el murciélago hortelano (Eptesicus serotinus). Desde que se descubrió el primer caso, se ha descrito rabia en murciélagos alguna vez en Holanda, Alemania, Francia, Suiza, Hungría, Polonia, Dinamarca, Lituania, Rusia, Ucrania, Eslovaquia, Finlandia, Reino Unido y España.
Un reciente estudio serológico en murciélagos ratoneros grandes (Myotis myotis) en las Islas Baleares halló anticuerpos en un 36% de ellos. Dado que no se observó que la presencia de anticuerpos estuviese relacionada con la supervivencia de los murciélagos, parece que tienen cierto grado de resistencia innata, lo que los convierte en reservorios ideales del virus (Almengual y cols. 2007). También se ha encontrado en murciélagos de otras especies (E. serotinus, Myotis nattereri, Rhinolophus ferrumequinum o Miniopterus schreibersii) en Huelva, Sevilla y Aragón según varios estudios (ver bibliografía al final).

El siguiente mapa, extraído del World Animal Health Information Database (WAHID), indica los casos de rabia (todos los genotipos) en animales en Europa en el periodo de enero a junio de 2007:

Los siguientes mapas, extraídos de la página web de la Organización Mundial de la Salud, muestran los casos en animales domésticos y silvestres en 2006:
Casos en perros. Nótese que los casos indicados para España se dieron en las ciudades de Ceuta y Melilla.
Casos en fauna silvestre (excepto murciélagos). Como se ha dicho, se trata fundamentalmente de carnívoros.
Casos en murciélagos.

Foto: murciélago del género Pipistrellus, Huelva, 2007.


En las siguientes tablas, extraídas de la página web de la OIE, vemos algunos ejemplos de los resúmenes que se realizan anualmente para cada país, y que incluye todos los genotipos de Lyssavirus:
España: vemos que se incluyen los casos ocurridos en Ceuta y Melilla
Alemania: los casos en fauna silvestre son relativamente frecuentes.

Polonia: según nos dirigimos hacia el este, los casos son más frecuentes.

De acuerdo con Stantic-Pavlinic (2005) , hasta el momento sólo se han confirmado tres casos en seres humanos por mordeduras de murciélagos (aunque otras fuentes hablan de cinco): una chica en Ucrania (EBLV-1), un especialista en murciélagos en Finlandia (que falleció) y otro biólogo en Escocia (ambos con EBLV-2). Por otro lado, antes del caso en el gato arriba citado, sólo se había encontrado contacto con EBLV en mamíferos no murciélagos en dos ocasiones: una un caso en una garduña en Alemania y otro en dos ovejas en Dinamarca.
Como curiosidad, parece ser que el gato infectado mordió a un veterinario que, sin embargo, no contrajo la enfermedad. Parece que sólo los murciélagos pudieran ser efectivos en la transmisión del EBLV.
En España se han reportado 6 mordeduras de murciélagos rabiosos, 5 por Eptesicus serotinus y 1 por Pipistrellus pipistrellus. Sin embargo, no es frecuente que estos murciélagos, insectívoros, ataquen a seres humanos. Se debe a por un lado a una alteración del comportamiento por la enferemedad y por otro a una situación determinada (por ejemplo, animales que se hospedan en las persianas y quedan atrapados, etc.). Sin embargo, ninguna de las personas mordidas resultó infectada.

Foto: Murciélago rabudo (Tadarida teniotis ), Huelva, 2007.

Como conclusión, vemos que los biólogos y veterinarios, así como gente del mundo rural e incluso urbano, debe tener cuidado al manejar este tipo de animales porque el riesgo de contraer la rabia es real. El Instituto Carlos III realiza las siguientes recomendaciones:
• Información al publicó del peligro de entrar en contacto con murciélagos: alejarlos de los lugares donde se reúnan las personas, no recoger o tocar murciélagos que estén enfermos o presenten comportamientos anómalos. Estas normas son epecialmente importantes en el caso de los niños.
• Evitar que los animales domésticos entren en contacto con murciélagos.
• Dado que los murciélagos insectívoros son animales beneficiosos no se deben tomar medidas de
reducción indiscriminada de poblaciones por este motivo.
• Ante el contacto con saliva o agresión por un murciélago se debe consultar con las Autoridades
Sanitarias competentes.
• Las mordeduras o agresiones de estos murciélagos insectívoros pueden pasar desapercibidas, por lo tanto se debe iniciar el tratamiento siempre que exista la posibilidad de contacto con saliva.
• Las Autoridades Sanitarias deberán capturar el murciélago e identificarlo. Es muy importante
mantener normas estrictas de seguridad en la captura y sacrificio del animal.
• El animal debe ser enviado para su análisis de acuerdo con las normas establecidas por el laboratorio.
• Ante una herida producida por mordedura de murciélago sospechoso se debe iniciar rápidamente el tratamiento antirrábico completo.

Alguna bibliografía:
*Amengual J, Whitby JE, King A, Serra Cobo J, Bourhy H. 1997. Evolution of European bat Lyssaviruses. J Gen Virol 78: 2319-2328.
*Amengual B, Bourhy H, López-Roig M, Serra-Cobo J. 2007. Temporal dynamics of European bat Lyssavirus type 1 and survival of Myotis myotis bats in natural colonies. PLoS ONE. 2:566.
*Echevarría JE, Avellón A, Juste J, Vera M, Ibañez C. 2001. Screening of active Lyssavirus Infection in Wild Bat Populations by Viral RNA Dtection on Oropharyngeal Swabs. J Clin Microbiol 39:3678-83.
*Pérez Jorda JL, Ibañez C, Muñoz Cervera M, Téllez A. 1995. Lyssaviruses in Eptesicus Serotinus. J Wild Dis 31: 372-377.
*Sánchez Serrano LP, Abellán García, Díaz García. 2002. Rabia en España. ¿Qué ocurre con la rabia en quirópteros? Boletín Epidemiológico Semanal, Instituto Carlos III, Semanas: 20-21
*Serra-Cobo J, Amengual B, Abellán C, Bourhy H. 2002. European Bat Lyssavirus Infection in Spanish Bat populations. Emerg Inf Dis 8: 413-21. *Stantic-Pavlinic M. 2005. Public health concerns in bat rabies across Europe. Euro Surveill 10:217-20

jueves, 29 de noviembre de 2007

Fábulas celulares (II): "Del amor imposible entre un joven Macrófago y una hermosa Bacteria"

DEL AMOR IMPOSIBLE ENTRE UN JOVEN MACRÓFAGO
Y UNA HERMOSA BACTERIA
Era Isolda una Bacteria recién llegada a la juventud que habitaba en una infección crónica en las glándulas perianales (que, contra lo que pueda parecer, es un hogar bucólico para un gérmen). Isolda pertenecía a la muy antigua especie de los Corynebacterium piogenes, y descendía por línea mitótica directa de los primeros miembros de dicha familia. Su vida se limitaba a fagocitar jugosas estructuras celulares y a nadar por la sustancia fundamental amorfa. Su institutriz, una Mycospora (es costumbre entre los Corynebacterium tener Mycosporas entre su servicio), le había rogado una y mil veces que no se acercase al muro de fibrina que les separaba de resto del organismo. Pero un día en que la tutora se hallaba ensimismada, con un trozo de endotelio entre sus manos que le había regalado un "Staphilo" -fieros mercenarios los Staphilococos- antes de marchar a guerrear a una zona aguda, Isolda se aventuró a nadar cerca del Muro.
Precisamente en la parte opuesta de esa zona de la frontera montaba guardia un apuesto e inexperto Macrófago, que al divisarla sintió su membrana tremolar. Nunca antes habia visto una Bacteria (acaba de salir de la Médula Ósea, como quien dice) y jamás las imaginó así. En sus sueños de imberbe cadete-monocito se le aparecían como peludos y amorfos seres que todo lo fagocitaban. Pero eso que flotaba próximo a él, con su sensual movimiento ameboide, era lo más hermoso que Leucocito alguno viera. Calisto, que así se llamaba el soldado, durante sus años de Academia en la Médula Ósea del fémur, había tenido numerosas amantes: Plaquetas, Neuronas, ... Estando en su primer destino en el Hígado, vivió una sórdida relación con una Célula de Kupffer que, al ser abandonada por Calisto, que se hallaba al borde de un juicio de guerra por sus continuas faltas que sus compañeros ya no eran capaces de ocultar, se quitó la vida liberando sus propios lisosomas. Pero todas esas Células habían sido meras relaciones pelvacuas. Aquello que contemplaba en ese momento aplastaba cualquier otra creencia de haber estado enamorado.
De repente, Isolda también lo vio, y, por apenas unos segundos, sus miradas se entrelazaron cual mielina al axón. Rápidamente, Isolda tapó su desnudez y, tras mirar otra vez a tan apuesto ser, huyó rápidamente. Calisto, inconscientemente, le tendió un pseudópodo, y en ese momento sintió algo sobre su membrana externa que lo devolvió a la vida. Se trataba del cambio de guardia, su compañero de armas Ernesto.
-¿Has visto algo, Calisto?
-No... Sin... Sin novedad en el frente...
-Estás pálido, amigo. Necesitas descansar.
Calisto, por supuesto, no pudo conciliar el sueño. Tendido boca arriba sobre su camastro de tejido conjuntivo, Isolda bailaba para él le danza del Golgi. Ansiaba el momento de volver al puesto, y hasta que llegó su turno se retorció en un sinvivir. Ya en él, escrutó el horizonte buscando a la que desde aquél encuentro era su única razón para existir. Pero la quietud era absoluta.
Pasó el tiempo. Calisto empezó a perder peso. No fagocitaba, y tampoco lograba descansar apenas. Ernesto lo contemplaba preocupado.
-¿Qué te sucede, compañero?
-¿Recuerdas hace unos días, al relevarme en la guardia? Pues vi algo increíble.
-¡¿Divisaste al enemigo?!
-¿Enemigo? ¿Puede ser alguien enemigo de ser tan hermoso? ¿Puede un ser tan hermoso tener acaso enemigos?
-¿De qué me estás hablando, Calisto? ¿Viste o no Bacterias?
-Sí, amigo. Pero no era como las imaginábamos cuando estudiamos en la Médula. Su membrana resultaba suave cual endotelio vascular, su balanceo al nadar hacía brusco al de un Eritrocito... Desde aquél día vivo para ella, y se que ella también estará pensando en mí.
-Por Dios, Calisto, ¿qué locuras dices? ¡Hablas de un Germen! Si el Sistema Nervioso se enterase, te enfrentarías a un pelotón de lisis por traición. ¿O acaso no conoces la historia del Espermatozoide que intentó huir de su absoluto poder?
-¿Lisis, dices? Al menos dejaría de consumirme la impaciencia por poseerla.

Isolda, por su incursión hacia el Muro, se hallaba castigada en casa de su tío. Sus padres fueron fagocitados en un cobarde ataque sorpresa de Neutrófilos, y desde entonces vivía con aquél. Su institutriz le había relatado de niña terribles historias en las que los Leucocitos tomaban horribles parecidos y eran temiblemente despiadados. Si esas historias que ella había creído ciertas no lo eran... ¿por qué luchaban? ¿Cómo ser tan perfecto podía estar al otro lado del muro? ¿Por qué debía desear su muerte?
-¡Juliana!- llamó a su institutriz.
-¿Qué quieres, cielo?
-Las historias que me contabas en mi infancia eran meros cuentos de niños, ¿no es cierto?
-¿Por qué me preguntas eso, hija mía?
-¿Por qué debemos estar siempre en guerra? ¿Acaso no es posible vivir en paz con los habitantes del otro lado del Muro?- un tono lánguido emanaba de las palabras de Isolda.
-No se pueden tener respuestas para todo, amor. La Evolución nos ha dado este papel de elegir a los Seres más resistentes. Y hay que aceptarlo.
-¡¡Yo no quiero aceptarlo!! ¡Le amo! ¿Es que no lo ves?
-¿De qué me estás hablando, por Dios? ¿Acaso viste algo en tu escapada?
-Vi el ser más bello que jamás viera Bacteria. Era un joven soldado enemigo, apuesto como pocos.
-¿Y te vio él a ti, loca?
-Sí, me vio, y por un momento nos supimos el uno para el otro...
-Dios Santo, estás viva de milagro... Si hubiese podido te hubiera quitado la vida. No le cuentes nada de esto a tu tío, por lo que más quieras.
-¿Quitarme la vida, dices? En verdad que lo hizo...

A Calisto lo sacó de su aturdimiento el toque de la corneta. Una vez en la formación, un viejo Mieloblasto de tres estrellas se dirigió a ellos:
-¡Soldados! ¡Hijos todos de una misma Célula Madre Pluripotencial! ¡La gran ofensiva que tanto esperábamos ya está aquí! ¡Todos los axones mandan la misma orden desde el SNC! ¡Muchos de vosotros no volveréis, pero sabed que habréis derramado vuestro plasma por el Cuerpo, y que no habrá sido en vano! ¡Demostrémoles a la Evolución que somos resistentes como el que más! ¡¡¡A vencer o a morir!!!- y un estruendoso clamor salió de las formaciones.
Pero Calisto no estaba tan seguro de querer morir sin haberse reunido con ella. Casi arrastrado por Ernesto, avanzaron hasta llegar al Muro. Y, a la señal de las cornetas, miles de jóvenes se lanzaron a una muerte casi segura, pues lo que el Mieloblasto no les había dicho era que ellos conformaban prácticamente la última línea de defensa, debido a la general inmunosupresión del Cuerpo.
Calisto, fuera de sí, luchó aguerridamente. El calor era insoportable, y la humedad calaba hasta el núcleo. A Calisto no le importaba, pues, ahora sí, su único deseo era morir. Tal era su enajenamiento, que su fuerza se multiplicaba, y ninguna Bacteria le podía hacer frente. Fagocitaba por doquier, escupía agentes oxidantes por todos lo poros, y, sin darse cuenta, llegó al mismo núcleo de la infección. Se introdujo entre unas fibras de colágeno, y encontró a una vieja Mycospora, que le suplicó:
-¡Fagocitadme a mí, pero no le hagáis daño a mi niña!
Tras ella, vio acurrucada a Isolda. Entonces volvió en sí. Apartando a la institutriz tomó a su amada entre sus pseudópodos. Obviando la batalla que a su alrededor se libraba crudamente, saltando entre restos celulares y montañas de pus, llegaron hasta el límite de la glándula. Allí se miraron sin mediar palabra, sabiendo ambos que todo llegaba a su fin. Se introdujeron por el conducto y, juntos para siempre, saltaron al vacío.
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Por Syngamus.

Imagen: Macrófago fagocitando una bacteria. Sacada de aquí.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

El gato como amenaza para la biodiversidad

Recuerdo sentarme en el sofá en casa de una compañera de trabajo en Escocia y, al levantar un cojín, encontrarme, con siniestra mueca, la cabeza de un conejo. Ella me dijo, casi con orgullo, que era frecuente que su gato trajera a casa animales cazados. Su actitud me pareció poco consecuente, ya que ella era ecóloga y ecologista.


Foto: gatos domésticos pero con libertad de movimientos en una casa de labor en Sierra Morena.

Se desconoce con exactitud a cuánto asciende la población mundial de gatos. Según los productores de comida para animales, en 1998 se contaban 230 millones de gatos, con presencia en un 20% de los hogares mundiales. Estos mismos productores estimaban una población en España de 2.300.000 individuos en un 12% de los hogares. Sin embargo, estos recuentos no tienen en cuenta a la abundante población de gatos asilvestrados. Estimas en países anglosajones, incluyendo gatos “caseros” y asilvestrados, arrojan cifras de 5 millones de gatos en Canadá, 9 en el Reino Unido o 100 en los EE.UU. Si tenemos en cuenta que los productores de comida animal consideraban que los gatos en EE.UU. ascendían sólo a 60 millones, veremos que la población mundial de gatos puede sobrepasar los 300 ó 400 millones.
El gato, como vimos en una entrada reciente, se acercó al hombre aproximadamente 10.000 años A.C. al comenzar éste a acumular grano en silos. Sin embargo, sólo recientemente el hombre ha realizado sobre el gato una presión de selección fuerte por razones de estética. Durante todo este tiempo, el gato no pasó de ser un mero cazador de ratones (sentimiento que personalmente he observado frecuentemente en el mundo rural hoy en día). Esto quiere decir que durante miles de años el gato, aun conviviendo con el hombre, ha mantenido sus tendencias silvestres primarias. Es por ello que, en contraposición con el perro, mucha gente lo considera un animal, aunque doméstico, huraño e incluso agresivo. Sin embargo, lo que sucede es que el gato doméstico no deja de ser un gato montés nacido en condiciones domésticas, con sus instintos predatorios prácticamente intactos. Por poner un ejemplo, Adamec (1976) presentó a seis gatos domésticos, mientras comían su pienso comercial preferido, una pequeña rata viva. Pues bien, los seis gatos pararon de comer, mataron a la rata, y continuaron posteriormente la pitanza.
Este hecho, unido a su extraordinaria abundancia y prolificidad (una gata puede tener hasta 3 partos anuales de 4-9 cachorros cada uno), convierte al gato, sin su conocimiento, en una importante amenaza para la biodiversidad. Además se ha de tener en cuenta que el gato disfruta de otras ventajas: recibe cuidados sanitarios por parte de sus dueños, comida a voluntad y ha perdido buena parte de sus instintos territorial y nocturno.


Se estima que en EE.UU. la dieta de un gato asilvestrado se compone en un 90% de micromamíferos (ratones, topillos, musarañas, etc.) y pájaros (70 y 20% respectivamente). Sin embargo, como hemos visto, los gatos “caseros” no pierden su instinto predatorio y también cazan presas cuando tienen la oportunidad de salir al exterior. Se estima que estos gatos matan entorno a 3 y 40 animales silvestres al año, aunque se ha observado algún gato que llegó a cazar 1000. En conjunto, investigadores de la Universidad de Florida estimaron que los aproximadamente 15 millones de gatos de dicho estado mataban 271 millones de micromamíferos y 68 millones de pájaros anualmente. En total, en EE.UU. se estima que el número de animales silvestres cazados es de 1.000 millones de micromamíferos y varios millones de pájaros al año. En Canadá se habla de 140 millones de animales silvestres anualmente.
Sin embargo, el estudio más famoso lo realizaron Woods y colaboradores (2003) en el Reino Unido. Este autor, en colaboración con la cadena británica BBC, recogió los datos de predación de 986 gatos de 618 hogares durante el periodo del 1 de abril al 31 de agosto de 1997. Los dueños anotaron que sus gatos trajeron un total de 14.370 presas. Extrapolando al total del Reino Unido, eso significaría que los gatos británicos hubiesen cazado 92 millones de animales silvestres en dicho periodo, esto es, 220 millones anualmente. Estos 92 millones lo compondrían unos 57 millones de mamíferos, 27 de pájaros, 5 de reptiles y anfibios y 1 de invertebrados, además de peces y restos sin identificar. Un listado completo de las especies recuperadas en el estudio de Woods y cols. puede encontrarse aquí. Aunque parezcan números tremendos, sólo supondría que cada gato hubiera traído una presa cada 2 semanas. Sin embargo, como los propios Woods y cols. reconocen, estas cifras se hallarían subestimadas pues no todas las presas cazadas habrían sido llevadas a casa por los gatos, y otros animales habrían huido heridos.

El estudio de Woods y cols. (2003) indicaría que los gatos estarían poniendo en jaque incluso al más abundante paseriforme antropófilo, el gorrión común (Passer domesticus). El mencionado estudio, que se realizó durante la época de cría, indicaría que los gatos son responsables de la muerte de 9 millones de gorriones en el Reino Unido. Teniendo en cuenta que en este país habitan entorno a 3-4 millones de parejas de gorriones, la predación por gato se aproximaría a la productividad anual de este pájaro.


Esta foto está sacada de aquí.


Llegados a este punto, muchos lectores pensarán: “bueno, no veo problema en que los gatos maten unos cuantos gorriones, ratones y culebras. Casi mejor, ¿no?”. Pues bien, el asunto no es tan simple.
En los Cayos Menores de Florida existe una pequeña y aislada población de conejo de marisma (Sylvilagus palustris) de entorno a 100-300 individuos. Un estudio observó que los gatos asilvestrados fueron responsables de la mitad de la mortalidad de dicha especie a lo largo de un año. En Australia, los gatos asilvestrados mataron prácticamente todos los Malas (Lagorchestes hirsutus, una especie de marsupial en peligro extremo de extinción) criados en cautividad y liberados en el desierto de Tanami en 1990. Los mamíferos australianos son presa tan fácil para los gatos que uno solo de ellos fue responsable de aproximar a la extinción a una aislada colonia de ciertas especies de marsupial (Petrogale spp.) en Queensland. En Nueva Zelanda, por su parte, las especies evolucionaron sin la presencia de predadores terrestres. Los gatos han sido responsables de un 26% de las extinciones desde la llegada de los occidentales (en este caso la rata es la estrella con un 54%). En las Islas Canarias los gatos suponen una seria amenaza para varias especies autóctonas de lagargo gigante. Existe otros muchos ejemplos, pero dejemos estos botones como muestras.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que el hecho de que los gatos cacen tantas presas no supone sólo un problema para las propias especies cazadas, sino que supone una competencia fortísima para otras especies de carnívoros silvestres. Además, aunque no es el objeto de esta entrada, recordemos que los gatos amenazan la persistencia del gato montés europeo al hibridarse con él y que son un importante reservorio de enfermedades para otros felinos silvestres.

¿Qué medidas se pueden tomar al respecto? En EE.UU. existen campañas de captura y eutanasia de gatos en zonas protegidas. Estas campañas son criticadas por los defensores de los gatos pero apoyadas por los defensores de los pájaros, aunque también por los científicos. En general, a menudo se realizan campañas de esterilización que, al menos, controlan las poblaciones gatunas.
En Australia existe mucha preocupación por el asunto. Las medidas del gobierno australiano pueden consultarse aquí.

Foto: gato asilvestrado de Sierra Morena, posiblemente híbrido (pesaba cerca de 6 kg y obsérvese la similitud del pelaje).


¡Ah!, el cascabel no ayuda mucho a las presas. Por ejemplo, los pájaros utilizan principalmente la visión para vigilar, y además los gatos aprender a acechar a las presas sin hacer sonar el cascabel.

Alguna bibliografía:
*Adamec RE (1976). The interaction of hunger and preying in the domestic cat (Felis
catus): an adaptive hierarchy. Behavioral Biology 18:263-272
*Auckland Museum (2001) Unique New Zealand and the impact of introduced species. Education kit. 111pp. http://www.akmuseum.org.nz/downloads/UniqueNZ.pdf
*Coleman JS, Temple SA, Craven SR (1997) Facts on cats and wildlife: a conservation dilemma. Misc. Publications, USDA cooperative extension, University of Wisconsin. http://wildlife.wisc.edu/extension/catfly3.htm.
*Mead CJ (1982) Ringed birds killed by cats. Mammal Review 12:183-186
*Mitchell J, Beck RA (1992) Free ranging domestic cat predation on native vertebrates in rural and urban Virginia. Virginia Journal of Science 43:197-206
*Read J, Bowen Z (2001) Population dynamics, diet and aspects of the biology of feral cats and foxes in arid South Australia. Wildlife Research 28:195-203
*Woods M, McDonald RA, Harris S (2003) Predation of wildlife by domestic cats Felis catus in Great Britain. Mammal Review 33:174-188

Nota: el autor del presente blog no siente animadversión hacia los gatos, antes bien al contrario. Pero como en el caso del perro que muerde a un tranquilo paseante, la culpa no es del animal sino del dueño.

martes, 27 de noviembre de 2007

Apostillas a “Sobre las publicaciones científicas”.

Parece que la entrada de ayer tuvo buena acogida, como se puede ver en los comentarios recibidos. Por lo que sé, se meneó bastante, razón del gran número de visitas recibidas.
De todos modos no escribo esta entrada para ponerme medallas sino para ampliar algunos temas de este asunto tan controvertido.

El primero de ellos viene a colación de un interesante comentario en meneame.net, realizado por “Cazafarsante”, que nos pone en conocimiento de la salida de una nueva revista.

¿A quién no le han rechazado un artículo porque el resultado final era negativo? ¿Es que siempre ha de salir que la correlación era positiva? ¿Cuántas veces hemos pensado, al recibir un rechazo en una revista de EE.UU., “si fuera yankee me lo hubieran aceptado”? (Hace poco le dije esto mismo a un editor norteamericano que me rechazó un artículo por "su interés meramente local" y me contestó muy educadamente “agradeciendo mi descontento”).

Al respecto existen un par de artículos de Cassey y Blackburn: Publication and rejection among successful ecologists, 2004, Bioscience 54: 234-239 y Publication rejection among ecologists, 2003, Trends in Ecology & Evolution 18: 375-376. En el primero de ellos llegan a la conclusión de que los autores que más publican también sufren la mayor tasa de rechazos. Así que, compañeros, no desesperemos. La pregunta que me queda es: ¿aceptaron estos dos artículos a la primera?

Pues bien, ahora, al menos los matemáticos, tienen una revista que les sirva de paño de lágrimas: Rejecta Mathematica. Como se puede leer en su página principal: “Rejecta Mathematica is a new, open access, online journal that publishes only papers that have been rejected from peer-reviewed journals in the mathematical sciences.” Recomiendo encarecidamente visitar su página porque sus "estatutos" no tienen desperdicio.
Sólo espero que pronto saquen una Rejecta Veterinaria

Está claro que el mundo de las publicaciones científicas y del SCI merece una profunda revisión. Sin embargo, no creo que la anarquía sea la solución. En la ciencia, como en todos los campos, hay muchos listos y muchos inútiles que sin el sistema de revisión por pares campearían a sus anchas. Me decanto más b ien por las revistas de acceso libre. Como muchos sabréis, existen desde hace un tiempo revistas on-line que se salen del mercadeo promovido por las grandes editoriales comerciales. Dos de ellas son PLoS (Public Library of Science) y Bentham Open. Ambos publican artículos peer-reviewed que son accesibles gratuitamente. Las revistas del PLoS han entrado ya en el SCI (y algunas como PLoS Biology, a lo grande).

Desgraciadamente, los que no tenemos, ni vislumbramos, una plaza fija, debemos seguir pasando por el aro del SCI. Yo prometo que al día siguiente de sacar una plaza mandaré mis papers a revistas anti-sistema....

lunes, 26 de noviembre de 2007

Sobre las publicaciones científicas


En varias ocasiones he sido preguntado por amigos o familiares por el modo de funcionar de las publicaciones científicas. ¿Para qué sirven? ¿Cuánto pagan? … Explico someramente en esta entrada como funciona este mundo, del que tanto dependemos los investigadores.

¿Qué son las publicaciones científicas?
Es el modo en que un científico o investigador comunica sus descubrimientos. Es decir, que hasta que un supuesto experimento no ha sido publicado no se considera “ciencia”, aunque se haya presentado en un congreso, en la prensa ordinaria o de cualquier otro modo.
Dentro de ellas, existe un grupo selecto que se encuentran incluidas en el llamado Scientific Citation Index. Es esta una especie de clasificación de las revistas. Cómo se elabora lo veremos más adelante.

¿Cuál es su funcionamiento? El sistema de revisión por pares.
Imaginemos que vamos a enviar un artículo a una revista científica. En primer lugar deberemos ajustarnos a una serie de criterios que exigen: por supuesto que el trabajo sea original y no haya sido publicado en otra revista anteriormente; que se ajuste a la temática de la revista; o que se ajuste al formato de la misma.
Una vez enviado, el editor de la revista asigna como norma general a un editor asociado que tiene experiencia en el área en el que se encuadra nuestro estudio. El editor jefe o el editor asociado estima si el artículo se ajusta a las normas de la revista y si tiene calidad suficiente para ser publicado en la misma. En esta primera criba caen la mayoría de los artículos enviados. Si superamos esta fase, el editor asociado elige, entre el mundo científico, dos investigadores (a veces tres; a veces uno) con conocimientos en el tema en cuestión que actuarán de revisores (referees en inglés). Se llama revisión por pares (peer review en inglés) pues indica que es una revisión "entre iguales". Dichos revisores, que no obtienen ningún beneficio por su trabajo, evalúan el artículo enviado. A menudo, las revistas te permiten nombrar a una serie de investigadores con los que se pudiera tener algún conflicto de intereses de tal manera que se evite que un revisor no sea objetivo en sus apreciaciones.
Estos revisores tienen un tiempo para evaluar el trabajo tras el cual deben enviar su valoración, que normalmente se encuadra en una de las siguientes categorías:
-Aceptado sin cambios.
-Aceptado con cambios menores.
-Aceptado con cambios mayores.
-Rechazado.
La primera categoría sucede infrecuentemente, menos cuanta más calidad tiene la revista.
El editor asociado recibe las valoraciones y en función de ellas nos comunica su decisión. En cualquier caso, los comentarios de los revisores no son vinculantes y el editor asociado puede decantar la balanza según sus propios criterios, aunque suelen ajustarse bastante a las decisiones de los revisores.
Supongamos que nos lo han aceptado con cambios. Tendremos entonces un tiempo para contestar a todas las preguntas, comentarios y críticas que hayan realizado los revisores y el propio editor asociado. Una vez enviada la respuesta, el editor decidirá si las correcciones son convincentes, si le queda a él alguna duda o incluso si lo vuelve a enviar a los revisores.
Si nuestro artículo fuese aceptado definitivamente, a partir de entonces sólo quedaría el proceso de edición para ver nuestro artículo publicado. Si por el contrario fuese rechazado, nos quedaría el derecho al pataleo, pero la mejor opción sería elegir una nueva revista donde creamos que nuestro estudio puede encajar.

¡Ah!, las revistas científicas no pagan por publicar en ellas. Antes al contrario, algunas de ellas (especialmente las norteamericanas o las que no pertenecen a una editorial importante) cobran por ello. Como estas revistas son muy especializadas no llegan al gran público y no tienen apenas ingresos por publicidad o por ventas (habitualmente sólo se encuentran en bibliotecas de universidades o centros de investigación).

¿Son importantes para un investigador las publicaciones que realiza?
Para un científico, la cantidad y calidad de sus publicaciones son como para un vendedor de coches su índice de ventas. Hoy en día, es el principal valedor de un investigador para conseguir una beca, una plaza o fondos para investigar.
Además, cada vez con mayor frecuencia sólo son tenidas en consideración las que se hayan incluidas en el Scientific Citation Index.

¿Cómo se evalúa la calidad de una revista científica?: Science Citation Index, Journal Citation Report, Impact Factor.
El instituto americano ISI (Institute for Scientific Information) lleva a cabo el denominado Science Citation Index (índice de citas científicas) que se presenta anualmente en un Journal Citation Report (algo así como “informe de citas de las revistas”). En este informe se comunica la clasificación las revistas se calcula en función de su Impact Factor o índice de impacto. El índice de impacto de una revista en determinado año indica el número de veces que se citaron por término medio sus artículos publicados en los dos años anteriores. Por ejemplo, el índice de la revista española de ornitología Ardeola en 2006 fue 0.593, valor que se obtuvo de la siguiente manera:

Citas en 2006 a artículos publicados en: 2005 = 10; 2004 = 22
Número de artículos publicados en: 2005 = 22; 2004 = 32
Cáculo: Citas= 32, Artículos= 54; Índice de impacto: 32/54 = 0.593

O sea, la revista Ardeola durante los años 2004 y 2005 recibió, de media, algo más de una cita por cada dos artículos publicados.

El impacto máximo en 2006 se halla en 60, que obtuvo la revista A Cancer Journal for Clinicians o 51 del New England Journal of Medicine. Suelen ser revistas de medicina las que poseen mayores índices de impacto. Como veremos más abajo, éste es uno de los inconvenientes del índice de impacto. Las famosas Science y Nature se suelen situar entorno a 30.

Ventajas e inconvenientes del Impact Factor
Por un lado, es necesario que exista un medio establecido que permita comparar la calidad científica de investigadores o grupos de investigación. El índice de impacto sin embargo presenta muchos inconvenientes. Por ejemplo, es cuestionable si el número de citas mide la calidad o la cantidad de publicaciones. Por ejemplo, un artículo podría ser muy citado precisamente porque sus conclusiones eran falsas. Otras causas de crítica, revisadas por Quispe (2004), son las siguientes:

a) La calidad del documento no puede estar limitada por el tiempo: el período de 2 años fijado por el ISI para el cálculo del índice de impacto es arbitrario.
b) El número de revistas contenidas en la base de datos del ISI es una proporción pequeña de todas las revistas científicas.
c) Las revisiones son citadas con mayor frecuencia que la investigación original, favoreciendo así a las publicaciones que optan por estos artículos como parte de una estrategia publicitaria.
d) El índice de impacto no toma en cuenta las auto-citaciones, las cuales constituyen una tercera parte de todas las citaciones
e) Los errores son comunes en las listas de referencia (ocurriendo en un 25% de todas las referencias) lo que afecta la certeza del índice de impacto.
f) La presunción de un enlace positivo entre las citaciones y la calidad es mal fundada, ya que se cita trabajos por diversas razones, incluso para referirse a una investigación sospechosa o pobre.
g) El índice de impacto no toma en consideración los ambientes y condiciones sociales de cada país, ni la diferencia que existe en las diferentes disciplinas de investigación.
h) El índice de impacto es muy bajo en los países latinoamericanos comparado con el de EE.UU. Los países de la región no pueden competir con las industrias editoriales de los países del primer mundo, ni tienen la misma capacidad de comercialización, ni patrocinadores publicitarios, ni penetración en los mercados.

Recomendamos leer el artículo de Quispe (2004) porque en él se mencionan numerosos errores asociados al proceso de creación del índice de impacto. Por ejemplo, la revista Leukaemia solicitaba a sus autores que citaran artículos de su propia revista (para aumentar así su índice de impacto). Por otro lado, unos investigadores observaron que se da un fenómeno cada vez más frecuente: la copia de las listas de referencias usadas en otros documentos. Es decir, que muchos investigadores citan artículos sin leerlos lo que provoca que el azar produzca artículos citados un extraordinario número de veces sin merecerlo.
(Edito: algunas apostillas aquí).

domingo, 25 de noviembre de 2007

Ratonero calzado: menuda bienvenida...

La imagen está sacada de aquí.

Pese a que durante la noche ha caido la primera nevada del invierno inminente, he salido esta mañana con la bicicleta a seguir el curso del río Odra y he sido recompensado con mi primer avistamiento de un ratonero calzado (Buteo lagopus).

El ratonero calzado es una rapaz de distribución holártica que en Europa nidifica en Fenoscandia y baja al centro y este de Europa en invierno (véase mapa). Se asemeja mucho al ratonero común (Buteo buteo). Pues bien, el ratonero calzado que he visto estaba siendo insistentemente hostigado por una corneja de aproximadamente su misma envergadura, pero claramente más mala leche, de tal manera que cuando los he perdido de vista ésta seguía persiguiendo y atacando a la rapaz.
Los córvidos son pájaros muy agresivos y nos es infrecuente verlos zurrar la badana a aves más grandes e incluso a rapaces.

En definitiva, este ratonero calzado, recién llegado de Noruega o Finlandia, habrá pensado: "menuda bienvenida...".

viernes, 23 de noviembre de 2007

El origen del gato doméstico

Foto: cachorro de gato montés europeo (Felis silvestris silvestris), montañas de Escocia, primavera de 2001.


Recientemente se ha publicado en la revista Science bajo el título "La domesticación del gato tuvo su origen en Oriente Próximo" un estudio científico realizado por un grupo de investigadores de diversos países, incluido España.

El gato es, de los animales domésticos, el único cuya primera asociación tuvo un origen "comensal". Esto es, que a diferencia de animales de abasto o de carga, el gato montés se acercó al hombre porque la acumulación de grano por parte de los primeros agricultores les proporcionaba abundantes poblaciones de roedores de los que alimentarse. En generaciones posteriores, dichos gatos fueron perdiendo su agresividad y desconfianza.



Foto: las variedades fenotípicas del gato doméstico son muchas, desde el conocido como "tabby" (izquierda), muy parecido al gato montés, a variedades melánicas (derecha)


Sin embargo, aunque se cree que fue en Egipto donde esto se produjo, a día de hoy el origen del gato doméstico sigue siendo incerto. La primera evidencia arqueológica de la domesticación del gato se sitúa en Chipre hace 9500 años.
En la actualidad, se considera al gato doméstico como una subespecie dentro de la especie Felis silvestris, llamada F. s. catus. Otras subespecies de esta especie son el gato montés europeo (F. s. silvestris), el gato montés africano (F. s. lybica), y el gato de las estepas (F. s. omata), este ultimo asiático. No existe unanimidad en cómo clasificar al gato chino del desierto, si como una especie a parte (F. bieti) o bien como subespecie (F. s. bieti).

La distribución de las diferentes subespecies dentro de F. silvestris se puede ver en la imagen adjunta.



Pues bien, en el mencionado artículo, los autores han analizado genéticamente a unos 1000 gatos domésticos y monteses para aclarar por medios moleculares tanto el origen del gato doméstico como la situación taxonómica de las diferentes especies o subespecies de gatos monteses que hay en África, Asia y Europa. De esos 979 gatos, 629 eran gatos monteses o gatos domésticos asilvestrados, 112 eran gatos domésticos de diversas razas y 5, gatos chinos del desierto.
Omitiremos aquí la metodología tanto molecular como estadística empleada y pasaremos directamente a los resultados y sus implicaciones. De dichos análisis resultaron 5 subespecies dentro de F. silvestris: I) F. s. silvestris, II) F. s. cafra, III) F. s. ornata, IV) F. s. lybica y V) F. s. bieti.

El árbol filogenético resultante, tras eliminar individuos hibridados con gatos domésticos, fue este:

En el grupo II se reunen todas las muestras de gatos monteses del sur de África, animales que antes se consideraban dentro del grupo de los del norte del continente (F. s. lybica). Por su parte, el gato chino del desierto es una subespecie de F. silvestris y se halla muy próxima al gato de las estepas (ambas subespecies asiáticas).
Y lo que es mas interesante, todos los gatos domésticos, tanto asilvestrados como de raza, se colocan dentro del grupo IV, con F. s. lybica, siendo éste un grupo monofilético. Esto indicaría que los gatos domésticos proceden del gato montés africano.

Por otra parte, el estudio del ADN mitocondrial reflejó que los gatos se comenzaron a domesticar hace 10.000 o 12.000 años, antes de lo que se creía por descubrimiento arqueológicos, y que todos ellos proceden de al menos cinco hembras fundadoras.

En definitiva, el gato se unió al hombre durante el "creciente fértil", cuando los primeros granjeros de la historia (quizá egipcios, aunque no es seguro) domesticaron los cereales.


Driscoll CA, Menotti-Raymond M, Roca AL, Hupe K, Johnson WE, Geffen E, Harley EH, Delibes M, Pontier D, Kitchener AC, Yamaguchi N, O'brien SJ, Macdonald DW. 2007. The Near Eastern origin of cat domestication. Science 317:519-523.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Fábulas celulares (I): "De la Espermátide que quería ser un Óvulo"

Como la ciencia no siempre ha de resultar seria, vamos hoy con el primer capítulo de mis "Fábulas celulares". Dice así:

DE LA ESPERMÁTIDE QUE QUERÍA SER UN ÓVULO

Rogelio era una Espermátide al que le gustaba que le llamasen María José. Era Rogelio hijo de una Célula de Sertoli y de un Macrófago Testicular, y ambos progenitores ya notaron, desde que aquél era un simple Espermatocito, que era diferente a sus hermanos. Esto no disgustaba del todo a la Sra. Sertoli, que, por causas de la diosa Biología, sólo podía tener hijos varones. Además, desde que empezó la Guerra, siempre llegaba el doloroso día en que sus hijos adultos debían marchar a la batalla, para jamás regresar.
Fue entonces, siendo apenas una Espermátide, cuando Rogelio se dio cuenta de que no participaba de las mismas aficiones que sus hermanos y primos. No se divertía con esas absurdas carreras de velocidad y resistencia en las que todos se volvían frenéticos, ni tampoco se atusaba ni arreglaba su cola como los demás (y eso que él la tenía considerablemente más larga que la mayoría). A Rogelio le gustaba más bien llevarla recogida con un pasador. Pero tuvo que pasar un tiempo hasta que cayó en la cuenta del porqué. Fue un día en que sorprendió a uno de sus hermanos mayores mirando una revista mientras se frotaba la cola. Rogelio no supo por qué lo hacía, pero al verle sintió un extraño escalofrío que en aquel momento no supo explicarse. Le fue fácil encontrar posteriormente esta revista decuidadamente escondida debajo del tejido conjuntivo (un número atrasado de la revista Play-Cell), para descubrir en ella la explicación a todas sus sensaciones. Fue en la página central, dedicada al “Óvulo del Mes”, donde todo se aclaró. Viendo esa enorme forma redondeada con ese gran núcleo central, hacia la que se dirigían prestos una decena de Espermatozoides, se dio cuenta de que él no era uno de esos cerdos machistas y asquerosos: él era el Óvulo.
Desde aquel día, Rogelio insistió a todo el mundo en que le llamase María José (así se llamaba esa actriz que le abrió los ojos) e intentó engordar infructuosamente, pues el cuerpo de una Espermátide no está diseñado para acumular lípidos. Por supuesto que, en un mundo tan conservador y retrógrado como es un Testículo, Rogelio se convirtió en seguida en el hazmerreír de todos los espermatozoides y en el escándalo de los Fibroblastos. Pero a Rogelio le daban igual las burlas. No así a su padre, que no podía ir a trabajar sin recibir algún comentario jocoso de sus compañeros. Un día, estando fagocitando a un pobre Lactobacillus (que juró hasta el momento mismo de su muerte que era saprófito y que se había extravasado por error), Romerales le comentó, para el destornillamiento general: “pues igual con tu hijo Rogelio logramos la autofecundación...”. Llegó Don Macrófago a casa con el aparato de Golgi colgando y con dos mitocondrias de menos. La Sra. Sertoli creyó horrorizada que se había producido una infección, pero Don Macrófago se lo explicó todo. “Tendrías que haber visto como ha quedado él, parecía un neurona”.
Llamó enseguida a Rogelio y le dejó las cosas claras. “Mira, Rogelio, basta de mariconadas, tú eres una Espermátide y cuando crezcas llegará el día en que tengas que marchar a fecundar un Óvulo o a morir como un Espermatozoide”. A Rogelio ambas posibilidades, pero en especial la primera, le resultaron muy desagradables. Al “Pero papá, voy a hacer la objeción de conciencia” le siguió un enorme sopapo de los de antes, de cuando el Período Embrionario.
Rogelio corrió entre lágrimas con su madre, que lo acarició para calmarlo. “Eso, tu amaricónalo más”, gritó Don Macrófago.
-No hagas caso a tu padre, hay cosas que un macrófago no puede comprender, hijo.
“Ni un macrófago ni una espermátide”, pensó Rogelio.
Pasó el tiempo y Rogelio se convirtió en un espermatozoide adulto. Su padre había muerto en un ataque de Sífilis, y la Sra. Sertoli estaba ya en proceso degenerativo, por lo cual se sentía muy solo. La mayoría de sus hermanos y primos había marchado ya a la Guerra, la cual le seguía resultando absurda a Rogelio. El Sistema Nervioso Central le había denegado la objeción, y le dieron una prórroga para alistarse o sería autolisado.
Cuando ya se aproximaba el plazo a su expiración, Rogelio empezó a sentir que enfermaba. La ansiedad lo consumía, y decidió desertar. Una noche, cuando todo el cuerpo estaba hipofuncional, salió por el epidídimo y al llegar a la uretra subió sigiliosamente hacia la vejiga. Se lanzó a la orina, recorrió el órgano buceando y a través de un uréter alcanzó un riñón. Pero al ir a saltar a un vaso sanguíneo, fue avistado por una patrulla de Linfocitos T que dieron la alarma. Y, pese a su audacia, fue rodeado a la altura del ventrículo derecho del corazón, donde tomó por rehén a un trombocito circulante.
Tras horas de negociaciones soltó al aterrado Trombocito, y cuando medio Sistema Inmune se aprestaba para asaltar el ventrículo, se escuchó desde el epitelio de los pies hasta la sustancia gris del cerebro (se dice que todavía hoy resuena el eco en los senos craneales) un “¡¡Me llamo María José!!” seguido de un desgarrador grito de dolor. Cuando los leucocitos entraron, encontraron a Rogelio con un pie en la otra vida, mascuyando “Ma...riajosé...” mientras perdía el plasma celular por donde otrora se insertara su cola, que ahora descansaba inerte a su lado, como metáfora de la intolerancia celular.
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Por Syngamus.


miércoles, 21 de noviembre de 2007

De alimañas y vermes (I)

En 2002 publicamos bajo el título “¿Incrementan los helmintos la vulnerabilidad de los faisanes a la predación por zorros?” un trabajo original de investigación en la revista inglesa Journal of Helminthology. Resumo aquí dicho estudio y sus principales conclusiones.

La metodología del estudio fue sencilla: se liberaron al medio natural unos 60 faisanes criados en una granja Asturiana (algo frecuente en los cotos de caza de esa región) y se estudió su supervivencia mediante la técnica del radio-seguimiento (radio-tracking en inglés). Dicha técnica consiste en colocar al animal un emisor de radio que permite localizarlo siempre que se desee. Además, los emisores utilizados en este caso estaban dotados de un sensor de mortalidad. Dicho sensor se activa cuando el animal no se ha movido en 12 horas (por lo que se supone que ha de estar muerto), cambiando la frecuencia de emisión.
A los faisanes estudiados se les hizo además, antes de su liberación, una prueba para detectar sin se hallaban parasitados por vermes gastro-intestinales, lo que reveló que parte de ellos hospedaban parásitos y otros no.
Una vez liberados, se localizaron diariamente y, si algún emisor indicaba que el faisán había muerto, era buscado inmediatamente con el fin de determinar la causa de su muerte. Una vez hallado el cadáver, se observaba la disposición del mismo, las marcas en sus plumas y musculatura, la presencia a su alrededor de excrementos o plumas que delataran al predador y cualquier otro signo para la identificación del mismo. Por ejemplo, los zorros suelen enterrar sus presas. Por su parte, las rapaces desplumas las presas a tirones con su pico, lo que las diferencia de los carnívoros, que arrancan las plumas a mordiscos.
Los resultados fueron espectaculares: el 98% de los faisanes había muerto antes de 12 días. La causa de muerte fue atribuible a la predación en un 80% de los casos; el zorro fue responsable de 70% de ellas.
Sin embargo, los resultados más interesantes se relacionaron con la supervivencia y causa de muerte de los faisanes en función de si estaban o no parasitados: los faisanes parasitados sobrevivieron significativamente menos y fueron predados por zorro con mayor frecuencia que los faisanes sin parásitos. Sin embargo, no se pudo relacionar la presencia de parásitos con una menor condición física del faisán antes de la suelta. Esto es, el parásito no parecía perjudicar en principio al ave.
Que un animal enfermo es un objetivo más fácil para un predador es un hecho bien conocido. Sin embargo, existen pocos estudios que lo demuestren científicamente que la presencia subclínica (esto es, sin síntomas) de un patógeno afecte a la supervivencia de un animal. ¿De qué manera puede afectar la presencia de los parásitos al hospedador de los mismos? Por ejemplo, Hudson y colaboradores observaron que lagópodos escoceses (Lagopus scoticus, un ave de caza de la familia del urogallo) parasitados eran detectados por perros adiestrados con mayor facilidad que los no parasitados. Estos autores proponían que los excrementos de las aves parasitadas tenían un olor más fuerte y por tanto facilitaba el trabajo de los perros, que en este caso representaban el papel de predador.
Otros parásitos alteran el comportamiento de su hospedador para que éste sea más vulnerable y lo devore un predador, con lo que dicho parásito puede cerrar su ciclo vital.
Sin embargo, ninguna de estas dos teorías era aplicable en nuestro estudio: el parásito de los faisanes se hospeda en el buche (por lo que difícilmente puede influir en el olor de los excrementos) y además es de ciclo directo (por lo que no necesita que el faisán sea devorado por un predador). La hipótesis que propusimos fue la siguiente: el faisán suele pasar la mayor parte del tiempo subido a las ramas de los árboles, donde se halla más seguro, descendiendo a los campos para alimentarse. Pues bien, quizá el parásito compita por el alimento ingerido con el faisán, haciendo que éste deba pasar más tiempo en el suelo, donde es muy vulnerable al ataque del zorro. Esto explicaría la menor supervivencia y la mayor tasa de predación por zorro de los faisanes parasitados.

Si alguien desea una copia del artículo original puede pedírmela mediante correo electrónico a alimanasyvermes@gmail.com

Millán, J., Gortazar, C., Tizzani, P., and Buenestado, F.J. 2002. Do helminths increase the vulnerability of released pheasants to fox predation? Journal of Helminthology 76:225-229.

martes, 20 de noviembre de 2007

Río Odra

Bajan en apariencia tranquilas las aguas del Río Odra, aquí en la frontera entre Polonia y Alemania, pero uno percibe la verdadera velocidad de la corriente cuando algún pato se deja llevar por la misma. Entre los abundantes azulones, presentes todo el año, distingo algunas especies que han comenzado a llegar con la migración. Observo porrones bastardos y especulados, así como media docena de serretas grandes. Anteayer sólo observé una pareja de ellas; quizá estén llegando por oleadas. Por el contrario, otras especies se han marchado, como los ansares comunes y las grullas, tan abundantes esta primavera. El frío empieza a ser intenso y me adentro en una zona de bosque. Al salir de ella, sorprendo a una pareja de corzos que pasta sobre los primeros brotes de un prado de cereal. Al detectarme, huyen a la carrera. Pocas veces he salido por los alrededores de Slubice sin ver al menos un par de corzos. Son muy abundantes en Europa central y del Este. Este verano pudimos observar la ladra del corzo en todo su esplendor desde las torres de los cazadores.
Ya en casa, caliente y cómodo, como quien no quiere la cosa y sin motivo aparente, inauguro este blog.
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