Muchas especies de parásitos infestan, a lo largo de su ciclo, a varias especies de diferentes taxones. Por ejemplo, la duela Fasciola hepática tiene parte de su ciclo vital en caracoles antes de llegar a su hospedador definitivo, los ungulados (por ejemplo, vacas y ciervos).
Algunos de estos parásitos alteran el comportamiento de los hospedadores intermediarios de manera que sea más fácil alcanzar al definitivo. Por ejemplo, el trematodo Diplostomum spathaceum altera la visión de la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss) de manera que ésta se convierte en una presa más fácil para las aves, en las cuales el parásito cierra su ciclo.
Pues bien, recientemente, unos investigadores estadounidienses han observado la simpática manera que el nematodo Myrmeconema neotropicum tiene de asegurarse la supervivencia: altera la apariencia de las hormigas Cephalotes atratus de tal manera que éstas toman la apariencia de apetitosas bayas de color rojo, lo que confunde a los pájaros, que las enguyen equivocadamente.
Las hormigas parasitadas, que quedan de esta guisa
no sólo ven cambiada su apariencia, sino que trepan a lo alto de las ramas de los arbustos y se quedan quietas.
Sin embargo, los huevos de los parásitos no infectan al pájaro en este caso, sino que recorren todo el aparato digestivo y son expulsados con las heces. Parece que éste sería simplemente un sistema de dispersar la descendencia por otros lugares e infestar nuevas colonias de hormigas.
El artículo se halla "en prensa" en The American Naturalist.
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