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-"El Icona suelta meloncillos todos los años".
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-"Yo no lo he visto, pero un amigo mío sí: vio cómo soltaban culebras desde helicópteros, metidas dentro de tubos".
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-"[Ellos] están soltando ratas".
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Cualquiera que haya trabajado en contacto con cazadores, agricultores o gente del mundo rural en general, habrá escuchado sentencias como éstas, da igual si en Galicia, en Valencia o en Extremadura. En concreto, la de los 50 millones de topillos me la han soltado en Andalucía y en alguna comunidad del norte de la península que ahora no recuerdo. 50 millones, justos.
La última, la de las ratas, me la dijo un paisano en Mallorca hace unos días.
¿De dónde surgen estas leyendas rurales? Tengo algunas suposiciones, pero en general es difícilmente explicable. Quizá, las explosiones demográficas de topillos o ratas no tienen otra explicación para gente llana que la de que "los hayan soltado". Esto, junto al hecho de que, en efecto, algunos animales silvestres recuperados en centros de rehabilitación de fauna son liberados de nuevo a su medio, lo cual puede haber sido presenciado o visto en prensa (véase la foto superior), crea el caldo de cultivo para otras leyendas como la de los meloncillos. Sin embargo, lo de las culebras en tubos desde helicópteros, es asombroso... Y, desde luego, el que me lo contó no lo vio personalmente, pero conoció a uno que sí, que lo había presenciado. Y fue el Icona.
(Foto tomada de aquí).
9 comentarios:
Coincido plenamente contigo. Es una auténtica leyenda rural muy extendida. Yo empecé un borrador sobre este tema para publicarlo en mi blog, que aún está pendiente y te me has adelantado.
Todo el mundo afirma que la administración "X" suelta (en mi zona) corzos y jabalíes, faltaría más. Pero hasta ahora nadie supo decirme donde tienen las granjas de cría para tamañas cantidades, jejeje
yo he oído que el ICONA soltó lobos en helicóptero en la zona de río lobos en Soria...allí también culebras, ¡¡incluso había quedado el saco en el tejado!!--> esto supongo que será que alguien graciosete para fomentar la leyenda, dejó el saco allí...
en mi pueblo (litoral cántabro)lo que se dice es que el icona suelta buitres pues se ven en las proximidades de las huertas mucho más frecuentemente que antes...eso sí también se dice que si no "estaría" prohibido echar el ganado muerto al monte como antaño esto no pasaba...
desde aquí mi homenaje particular al mundo rural en terrible peligro de extinción
saludos
mv
Para no hacer autobombo os copio/pego una entrada del 2006 sobre estas historias:
De ratones paracaidistas y otras leyendas vivas o donde los ratones invasores saltan desde avionetas en una conspiración estatal-ecologista
No sé si les comenté que estoy de vacaciones en un pueblo de Tierra de Campos. Para los de fuera les diré que se llama así a un paisaje de Castilla donde los árboles han sido sustituidos por campos de trigo, centeno y girasoles. Apenas ondulado, algunos chopos y álamos flanquean los ríos y en cada pueblo no falta la iglesia, una o más, construida cuando se hacían esas cosas. A falta de convento, estoy en una casa pequeña de adobe, con las paredes revestidas de barro mezclado con paja, ya que aquí nunca hubo piedra, y vigas de madera. Este pueblo no es Macondo pero tampoco desmerecería en una novela.
Por la tarde, cuando afloja el calor, la gente saca las sillas a la calle y se sienta a hablar. Los temas son limitados porque la vida no aporta muchas novedades y la política, que tanto da de sí en otras tertulias, es del color único del cacique local. La Castilla profunda tiene fama de hosca, de silencios cuando pasas a su lado y eres forastero mientras te siguen con miradas tan expresivas como la de Charles Bronson.
A veces me acerco en bicicleta hasta otro pueblo donde me dejo caer por el bar antes de comer. Este me gusta porque se considera que la cháchara en las mesas es privada pero si se produce de un lado a otro de la barra (mostrador, se decía antes) es pública y puedes intervenir sin mayores problemas. Si lo haces con acierto puede que la dueña, buena conversadora, te invite a una ronda rellenando el vaso sin preguntarte.
El otro día lo hizo dos veces porque la conversación derivó sobre los topillos, unos roedores cuyas poblaciones sufren variaciones demográficas explosivas de vez en cuando, según venga la primavera. La explicación local es otra, por supuesto:
—Pues este año el ICONA no ha soltado ratones.
—No, pero soltaron serpientes porque el otro día mataron una grande en X por la tarde de esas que no hay por aquí.
—Mientras no hagan como en XX, que soltaron chacales.
Aquí, la dueña, que no me quitaba ojo desde el principio de la conversación, me rellenó por primera vez el vaso a ver si me sacaba del estado cataléptico.
La media hora siguiente fue de lo más ilustrativo. ICONA fue el acrónimo del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza, organismo extinto hace un par de décadas aunque aquí sigan sin enterarse. Y allí intenté explicar los rudimentos de la dinámica de poblaciones bajo un amable pero impermeable silencio. Intenté decirles que yo conocí bien el ICONA y que jamás soltaron ratones ni serpientes, que eso era una leyenda recurrente. Que la serpiente que mataron en X la otra tarde fue en mi calle y que era una culebra de agua, una Natrix despistada de apenas 90 cm, inofensiva, de las que hay en el arroyo de más abajo. Que XX era mi tierra natal, Asturias, donde aún hay lobos y zorros pero nunca chacales, especie que sólo puede verse en España en los documentales de la tele.
Mi poder de convicción fue escaso y dio lugar a que surgieran otras pruebas de mi ignorancia.
—Entonces usted tampoco creerá que…
Y en ese “que” reaparecieron todos los mitos rurales que aprendí en mi infancia: las lechuzas que entran en las iglesias a beber aceite de las lámparas (siguen haciéndolo, parece ser, aunque ya no hay lámparas de aceite). O las serpientes que entran a la cuadra (la corte en Asturias) a mamar leche de los tetos de las vacas. O que las vacas paren con luna menguante o que cuando el mochuelo se pone pelmazo desde la torre de la iglesia es que va a morir alguien.
El segundo vino que me puso la dueña fue cuando uno comentó que el ICONA tiraba los ratones desde avionetas pero que, como se mataban muchos, habían terminado metiéndolos en bolsas con agua. Atados rápidamente de cuatro en cuatro, los echaban por la ventanilla. El que tenía la mala suerte de caer debajo se espachurraba pero los otros, rota la bolsa antes de ahogarse, salían corriendo empapados pero felices. Finalmente, la variante más eficaz fue, parece ser, tirarlos con pequeños paracaídas, siempre de noche para que la gente no se diera cuenta.
Los argumentos manejados eran irrebatibles: “pues lo vio fulano, que estaba a la puerta de la bodega”, o “me lo dijo el médico, que un hermano suyo vive en Madrid”. Razones de autoridad ante las cuales no caben doctorados en biología.
La conversación siguió agradablemente, aderezada con pimientos picantes fritos, hasta que llegó la hora de comer. Al irme me recomendaron sinceramente que no fuera caminando por la chana de noche, una especie de páramo local, porque a veces se oyen voces.
Saludos.
Gracias por los comentarios, como siempre!
#Juan, espero que no te quite las ganas de publicar tu propia entrada, seguro que tienes otras leyendas buenas que contar.
#Angel, aunque leo habitualmente tu blog (que recomiendo), no habia leido esta entrada.
Yo he escuchado a un cazador en San Agustín de Guadalix que soltaron zorros en la zona y que los zorros venían en un camión frigorífico (?). Imagino que sería en verano y tuvieron el detalle de llevar a los zorros fresquitos juasjuas. Además, también he oido lo de los micromamíferos (ratas para los paisanos) con paracaidas. Inaudito. Muy bueno el tema!
Saludos
Hola singamus;
Enhorabuena por tu blog,
Resulta que tenia pensado redactar un articulo sobre leyendas rurales y encuentro tu blog, muy bien.
Desmontemos el rollo que sistematicamente tienen montado algunos con no buenos propositos.
Ayer un guarda de coto con la tez roja y curtida por las inclemencias y con pinta de guarda de los años 50, nos decia que habia visto con sus ojos como soltaban en la sierra de Parapanda (Granada), jaulas con gatos monteses desde helicopteros, cualquiera le discutia.
A estos gilipollas los tenemos que poner en su lugar y desmontar todas estas paranoias, Un saludo y suerte con el Blog.
www.illoranatural.blogspot.com
Hola Barbarico, gracias por tu comentario.
Yo creo que la única solución es que la naturaleza siga su curso y que las nuevas generaciones, aunque hayan escuchado estas historias, tengan un poco más de formación y se den cuenta de lo aburdo de las mismas.
En cualquier caso, tampoco creo que hagan demasiado mal. Son historias que se cuentan en la barra del bar...
Estoy buscando información sobre leyendas rurales para documentar un relato que estoy bosquejando y he encontrado esta entrada tan divertida. No tenía ni idea de que se corrieran semejantes bulos en los pueblos de España. Una cosa se me ocurre: ¿por qué habría el ICONA (se supone que con la colaboración del Mossad, los masones y los Rosacruces del Monte Sión) de recurrir al carísimo y escandaloso helicóptero que, además, implica el riesgo de muerte por despeñamiento de las poblaciones introducidas? ¿No sería más fácil, más discreto e incomparablemente más barato llevar a los especímenes en camión y soltarlos con disimulo en las cunetas? Total, en caso de tropezarse con la Benemérita en el acto de abrir las jaulas, ¿qué más da, si también está en el ajo? En fin. Que me he reído mucho. Ratones con paracaídas. Ja ja ja.
Veraneo en un pueblo de León y he oído estos comentarios mil veces. Pensaba que eran leyendas urbanas españolas pero hoy (2022) en los Alpes he oído a un habitante de un pueblo de aquí decir lo mismo: que echan víboras desde helicópteros 🙄
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